Entre 2006 y 2013 los principales fabricantes de coches se agruparon bajo el nombre »El Club de las Marcas» con un objetivo: formar un cártel. En este controlaron la fijación de los precios del mercado automovilístico durante 7 años. Por lo que millones de españoles pagaron más de lo que les hubiera correspondido por su coche de no haberse producido estas prácticas abusivas.